Los bebés de mujeres con síntomas de depresión posparto tienen una tasa de riesgo en un 80% mayor que los demás de interrumpir precozmente su lactancia incluso cuando las madres siguen ofreciendo el pecho, según un estudio brasileño divulgado por una revista especializada.La tasa de interrupción llega al 60% para casos de este tipo de bebés con apenas un mes de vida y que viven en condiciones ambientales insatisfactorias, según el estudio de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ) y cuyos resultados fueron publicados en la revista científica Cuadernos de Salud Pública.De acuerdo con María Helena Hasselmann, profesora del Instituto de Nutrición de la UERJ y una de las autoras del artículo, la sospecha de depresión posparto es más determinante que las variables socioeconómicas en los casos de interrupción de la lactancia."Cuando se analiza la escolaridad y las condiciones ambientales de habitación con relación al mantenimiento de la lactancia materna exclusiva durante los dos primeros meses de vida, se concluye que los factores socioeconómicos no son tan importantes como los psicosociales", aseguró la especialista.Según el estudio, la depresión posparto puede afectar tanto el perfil psicológico emocional materno como también aspectos relacionados con las dificultades para mamar.La depresión también afecta los cuidados maternos y la interacción madre e hijo, y acaba siendo sentida por el bebé así su madre no le niegue la posibilidad de mamar."Síntomas de depresión no posparto inmediato pueden provocar la interrupción precoz de la lactancia en virtud de sentimientos de baja autoestima y autoconfianza, lo que puede generar en la madre una percepción exagerada de las dificultades de dar de mamar", según la investigadora."Ello indica que madres con depresión posparto pueden perder la confianza en su papel materno y dejan de percibir los beneficios de la lactancia", agregó.El estudio analizó las variables demográficas, socioeconómicas y maternas, así como las condiciones de alumbramiento, de 429 bebés que nacieron entre junio de 2005 y diciembre de 2006 en hospitales públicos de Río de Janeiro.Los datos fueron recogidos veinte días antes del nacimiento, al final del primer mes de vida y al final del segundo mes de vida. Del total, un 13,2% interrumpió espontáneamente la lactancia en el primer mes y un 28,9% en el segundo.La prevalencia inicial de interrupción de la lactancia materna exclusiva fue del 20,8% de todos los bebés y, entre las que mantuvieron la leche materna como alimentación exclusiva en el primer mes, cerca del 33,2% presentó después riesgo de interrupción.La sospecha de depresión posparto, principal variable que surgió en estos casos, fue medida usando un sistema inglés que interroga a las madres sobre variables como síntomas de humor, disturbio de sueño, pérdida de placer, ideas de muerte y suicidio, disminución del desempeño y culpa.La investigadora explicó que no es posible asociar el abandono de la lactancia por parte del bebé exclusivamente a la depresión posparto de la madre, ya que hay otras características determinantes, como condiciones de habitación, lazos sociales con la madre y parto prematuro."La depresión aumenta la posibilidad de la interrupción de la lactancia, pero la misma continúa ocurriendo en situaciones en las que no se presentó depresión", explicó.Fuente: Río de Janeiro, octubre 5/2008 (Xinhua)
Bebes de madres con depresión postparto tienen riesgos de interrupción de lactancia
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