EL PANCREAS ARTIFICIAL ESTA MUY CERCA


La investigación en el tratamiento para la diabetes lleva años tratando de lograr un sistema que imite o actúe como un páncreas artificial y, de esta forma, reducir las numerosas complicaciones que produce esta enfermedad en los dependientes de insulina. "Desde el fallo renal a la ceguera, la enfermedad cardiovascular e incluso, la muerte", dijo Aaron Kowalski, director del Programa de Control Metabólico de la Fundación para la Investigación en Diabetes Juvenil (JDRF), organización que en 2006 lanzó el Artificial Pancreas Project. El objetivo está más cerca; por fin se han podido ensamblar las piezas necesarias: las bombas de insulina, utilizadas por miles de diabéticos y los sistemas de monitorización continua de glucosa, de los que ya hay varios modelos en el mercado, y que permiten medir los niveles de azúcar en sangre de forma constante. De momento, sólo tres pacientes se están beneficiando de este sistema en España.

Un páncreas artificial, según la Fundación para la Investigación en Diabetes Juvenil (JDRF) de Estados Unidos, debe integrar dos tecnologías: infusores o bombas de insulina y sistemas de monitorización continua de glucosa; pero también un modelo matemático o algoritmo que defina la cantidad de insulina que debe administrarse en cada momento para mantener el control de la glucosa. El sistema, que ha desarrollado Medtronic y que ya está aprobado en España, no es todavía un páncreas artificial, pero se aproxima bastante. Y, aunque imperfecto, el nuevo dispositivo supone un gran avance, porque, como recuerda Ángel Cabrera, presidente de la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE), "proporciona una mayor calidad de vida". "No sólo nos avisa si sufrimos una hipoglucemia (bajo nivel de glucosa), sino que decide dejar de administrar insulina para evitarla, incluso si estamos durmiendo".

El dispositivo incluye una bomba de insulina con la monitorización continua de glucosa (sensor y transmisor). La bomba, explica Francisco Javier Ampudia, del Hospital Clínico Universitario de Valencia, ha sido previamente preparada para utilizar los datos proporcionados por el sensor con el fin de interrumpir automáticamente la administración de insulina. Según Ampudia, "es el primer paso hacia el páncreas artificial".

Este sistema exige la intervención del enfermo que comprueba sus niveles de glucosa y programa la bomba de insulina para que administre la cantidad apropiada, sin que ello le impida llevar un estilo de vida normal, libre de las exigencias horarias que imponen los regímenes de insulina convencionales. Y, explica Ampudia, si los datos transmitidos por el sensor muestran que el paciente tiene unos niveles por debajo de su límite establecido, "la bomba dispara una alarma para avisarle; si no reacciona, suspende la administración de insulina durante dos horas, y avisa con un mensaje de emergencia en la pantalla, protegiendo así al paciente frente a complicaciones muy graves que causan los niveles altos o bajos de azúcar en la sangre". Según Cabrera, el sistema es "muy impertinente al avisarte". Es, por decirlo de alguna manera, "como una madre, sobre todo por la noche".

La hipoglucemia afecta a ocho de cada diez diabéticos. Los episodios son especialmente peligrosos de noche -también los de glucosa elevada o hiperglucemia-. Este mal afecta a la capacidad del cerebro para actuar correctamente y puede producir "confusión, desorientación, pérdida de conciencia, coma e incluso la muerte". Y es frecuente en los niños. El 50% de los episodios graves en menores ocurren durante la noche, ya que es más difícil monitorizar los niveles de glucosa.

La bomba de insulina tradicional tiene un depósito lleno de insulina y un chip que permite al usuario controlar la cantidad suministrada. El depósito inyecta el fármaco mediante un tubo de plástico llamado "equipo de infusión" que en la punta tiene una aguja o cánula blanda. Ésta se introduce por debajo de la piel, por lo general, en el abdomen. La eficacia de las bombas en el control de la glucosa quedó demostrada en un estudio realizado por la JDRF, y publicado en New England Journal of Medicine el año pasado. Pero la mayoría no son automáticas. Calidad y cantidad de vida. Así se refiere Cabrera a lo que ha supuesto en su quehacer diario la introducción de esta nueva tecnología. "Me permite una mayor autonomía", apunta. Si me descuido, "el propio sistema me avisa y, si no actúo yo, él se encarga de intervenir. Me da tranquilidad; no estoy pensando en la diabetes todo el día".

Según el Ministerio de Sanidad y Consumo, los pacientes susceptibles a la indicación de bombas de insulina son las embarazadas, los que se hayan mantenido, al menos seis meses antes de adoptar la bomba de insulina, dentro de un programa de inyecciones múltiples, como mínimo tres diarias, y que hayan requerido autoajustes frecuentes de la dosis de insulina, los que acrediten una frecuencia media de cuatro autocontroles diarios de glucemia durante los dos meses previos a la adopción de la bomba, entre otros. La Administración, denuncia Cabrera, piensa que es un "artículo de lujo", "pero supone un coste adicional de sólo 100 euros al mes en el tratamiento y evita complicaciones que a la larga son más gravosas"

Bebes de madres con depresión postparto tienen riesgos de interrupción de lactancia


Los bebés de mujeres con síntomas de depresión posparto tienen una tasa de riesgo en un 80% mayor que los demás de interrumpir precozmente su lactancia incluso cuando las madres siguen ofreciendo el pecho, según un estudio brasileño divulgado por una revista especializada.La tasa de interrupción llega al 60% para casos de este tipo de bebés con apenas un mes de vida y que viven en condiciones ambientales insatisfactorias, según el estudio de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ) y cuyos resultados fueron publicados en la revista científica Cuadernos de Salud Pública.De acuerdo con María Helena Hasselmann, profesora del Instituto de Nutrición de la UERJ y una de las autoras del artículo, la sospecha de depresión posparto es más determinante que las variables socioeconómicas en los casos de interrupción de la lactancia."Cuando se analiza la escolaridad y las condiciones ambientales de habitación con relación al mantenimiento de la lactancia materna exclusiva durante los dos primeros meses de vida, se concluye que los factores socioeconómicos no son tan importantes como los psicosociales", aseguró la especialista.Según el estudio, la depresión posparto puede afectar tanto el perfil psicológico emocional materno como también aspectos relacionados con las dificultades para mamar.La depresión también afecta los cuidados maternos y la interacción madre e hijo, y acaba siendo sentida por el bebé así su madre no le niegue la posibilidad de mamar."Síntomas de depresión no posparto inmediato pueden provocar la interrupción precoz de la lactancia en virtud de sentimientos de baja autoestima y autoconfianza, lo que puede generar en la madre una percepción exagerada de las dificultades de dar de mamar", según la investigadora."Ello indica que madres con depresión posparto pueden perder la confianza en su papel materno y dejan de percibir los beneficios de la lactancia", agregó.El estudio analizó las variables demográficas, socioeconómicas y maternas, así como las condiciones de alumbramiento, de 429 bebés que nacieron entre junio de 2005 y diciembre de 2006 en hospitales públicos de Río de Janeiro.Los datos fueron recogidos veinte días antes del nacimiento, al final del primer mes de vida y al final del segundo mes de vida. Del total, un 13,2% interrumpió espontáneamente la lactancia en el primer mes y un 28,9% en el segundo.La prevalencia inicial de interrupción de la lactancia materna exclusiva fue del 20,8% de todos los bebés y, entre las que mantuvieron la leche materna como alimentación exclusiva en el primer mes, cerca del 33,2% presentó después riesgo de interrupción.La sospecha de depresión posparto, principal variable que surgió en estos casos, fue medida usando un sistema inglés que interroga a las madres sobre variables como síntomas de humor, disturbio de sueño, pérdida de placer, ideas de muerte y suicidio, disminución del desempeño y culpa.La investigadora explicó que no es posible asociar el abandono de la lactancia por parte del bebé exclusivamente a la depresión posparto de la madre, ya que hay otras características determinantes, como condiciones de habitación, lazos sociales con la madre y parto prematuro."La depresión aumenta la posibilidad de la interrupción de la lactancia, pero la misma continúa ocurriendo en situaciones en las que no se presentó depresión", explicó.Fuente: Río de Janeiro, octubre 5/2008 (Xinhua)

Acto solemne para celebrar el Día Internacional de la Enfermera


Valle de la Pascua- Edo Guarico. Venezuela.
El 12 de mayo; el concejo Municipal de Infante, efectuó reconocimientos a enfermeras y enfermeros por su trayectoria profesional.
Actividad que se inicio con una misa de acción de gracias realizada en la Catedral Nuestra Señora de la Candelaria.
La Licda Belkis Bernaez quien fue la oradora de orden inició su discurso recordando la madre de la enfermería Florencia Nightingale, distinguida samaritana quien nació en la ciudad de Florencia – Italia, el 12 de mayo de 1820.
Bernaez recalco el privilegio que siente al ser parte de esta gran familia y recordó como nos ve Dios, el Paciente e inclusive nuestro presidente:
Dios nos ve como seres especiales grandes de corazón.
El paciente nos ve como ángeles en la tierra, que suavizamos su convalecencia y aliviamos su dolor.
El presidente nos ve como la reserva moral del país.

Que orgullo es poder servir de corazón poder mantener siempre una sonrisa al paciente aunque estemos trasnochados, mantener un trato amable y sobre todo mostrar empatía a quienes atendemos; Eso somos nosotros ángeles en la tierra : Los Enfermeros.

Escrito por: Bchr: Daniela Salas UNERG Enfermería.

La exelencia en el cuidado


Junto con el progreso en los conocimientos biomédicos sobre el origen, el desarrollo, el cuidado y la naturaleza de la vida humana, se han perfeccionado técnicas, ha habido avances científicos y tecnológicos, que bombardean el quehacer del profesional de enfermería olvidando, en algunos momentos, que la esencia de éste no es otra cosa que el respeto a la vida y el cuidado del ser humano. La Enfermería “necesita una revolución humanística que la vuelva a centrar en su función cuidadora, en la atención y apoyo al paciente, además, si dicha revolución no se produce, los pacientes podrían demandar los servicios de una clase nueva y diferente de profesionales sanitarios”. Un reconocimiento del valor del cuidado humano en Enfermería surge desde siempre y enriquece el cuidado actual. La enfermera puede realizar acciones hacia un paciente sin sentido de tarea por cumplir o de obligación moral siendo una enfermera ética. Pero puede ser falso decir que ella ha cuidado al paciente si tenemos en cuenta que el valor del cuidado humano y del cuidar implica un nivel más alto: el espíritu de la persona. Cuidar llama a un compromiso científico, filosófico y moral, hacia la protección de la dignidad humana y la conservación de la vida.
La profesión de enfermería exige una vocación específica que implica ejercer nuestro trabajo con espíritu de servicio sin admitir la mediocridad, sin admitir las cosas mal hechas; debemos estar convencidos de la nobleza de nuestro trabajo. No debemos detenernos siempre en lo fácil sino buscar y enfrentar siempre lo difícil. Nuestra vocación no debe admitir nunca la rutina en la tarea diaria y no debe haber dos días iguales en el quehacer asistencial, docente y/o investigativo.
El ideal y el valor del cuidado no son simplemente cosas sueltas, sino un punto de inicio del contacto con el paciente, un estadio, exige una actitud que debe tornarse en un deseo, en una intención, en un compromiso y en un juicio consciente que se manifiesta en actos concretos. El cuidado humano, como un ideal moral, trasciende el acto y va más allá de la acción de la enfermera y produce actos colectivos de la profesión de enfermería que tienen consecuencias importantes para la civilización humana.
Cuidar implica conocer a cada paciente, interesarse por él. Interesarse implica, paradójicamente, desinteresarse de uno mismo, algo difícil. Interesarse supone entrar dentro del ser, en este caso dentro del paciente, tener un conocimiento propio de cada uno, un darse cuenta de sus actitudes, aptitudes, intereses y motivaciones y además de sus conocimientos; requiere su manifestación como persona única, auténtica, capaz de generar confianza, serenidad, seguridad y apoyo efectivo. Esto exige entonces un esfuerzo de atención, una concentración que a veces agota más que el esfuerzo físico. Pero el que lo consigue se recrea en ese juego de gran belleza, que si se sabe percibir, consiste en ir descubriendo, poco a poco, un ser cuya riqueza de matices, nunca se acaba de conocer del todo. “Es precisamente ese misterio del ser, en parte conocido, y en parte desconocido, pero siempre inefable, en su unidad, el que debe arrastrar y entusiasmar cada vez más al profesional de enfermería”.
La acción real y concreta de cuidado puede trascender el valor y superarlo y es dentro de esa idea que la noción de los valores y las acciones de cuidado pueden ser contagiosas en forma individual y en grupo, si se dan suficientes condiciones.

Secreto profesional


El secreto profesional es la obligación legal que tienen ciertas profesiones de mantener en secreto la información que han recibido de sus clientes. Al contrario que otro tipo de deberes de confidencialidad, el secreto profesional se mantiene incluso en un juicio.
Entre estos profesionales, cabe citar como casos más típicos el abogado, el médico, el psicólogo o el periodista. Sin embargo, también puede haber otros casos de asesores o servicios que tengan ese tipo de obligación, como por ejemplo los asesores fiscales (a veces incluidos dentro de los abogados) o las compañías de seguros. Es una obligación de confidencialidad, que se impone por la necesidad de que exista una absoluta confianza entre el profesional y quienes acuden a solicitar sus servicios. Por ejemplo, un acusado no podría contar toda la verdad a un abogado si luego se pudiese obligar al abogado a declarar como testigo lo que le ha contado.
En otros casos, como el de los médicos, el secreto profesional se basa en el respeto a la intimidad del cliente.Existen casos paralelos pero con algunas diferencias en ciertas figuras religiosas como los sacerdotes.
Los sacerdotes tienen la obligación de mantener el secreto de confesión. Dicha obligación, sin embargo, es paralela a la ley, y deberá ser refrendada por el ordenamiento jurídico para que tenga validez ante el juez (lo cual ha planteado más de un problema a los sacerdotes citados como testigos).
La obligación de ese tipo, por lo tanto, es esencialmente moral, y no jurídica, y suele abarcar más de lo que abarca el secreto profesional propiamente dicho. Por ejemplo, el secreto de confesión impide a un sacerdote revelarlo incluso cuando esté en peligro su propia vida, lo cual no ocurre en el secreto profesional. Existen tres clases de secretos:
El secreto natural es independiente de todo contrato, se extiende a todo lo que, ya sea descubierto por casualidad, por investigación personal o por confidencia, y no puede divulgarse. Aunque el depositario del secreto no haya prometido guardar secreto, ni antes ni después de habérsele manifestado el hecho o de haberlo descubierto, está obligado a callar, en virtud del precepto moral que prohíbe perjudicar a los demás sin motivo razonable.
El secreto prometido nace de un contrato, de la promesa de guardar silencio después de haber conocido el hecho, ya sea por casualidad, por investigación personal o por confidencia espontánea o provocada. Un mismo secreto puede ser a la vez natural y prometido. Será natural cuando la cosa de suyo requiera sigilo, pero si además va acompañado de una promesa, también será prometido.
El secreto confiado también dimana de una promesa explícita o tácita hecha antes de recibir la confidencia de lo que se oculta. Se le comunica que previamente ha prometido, expresa tácitamente por la razón de su oficio o al menos de las circunstancias, guardar silencio, y le es participado lo que se mantenía oculto, añadiendo que se le revela confiado en su promesa bajo el sello del secreto. El secreto pasa entonces a ser estrictamente confidencial o profesional; confidencial, cuando la confidencia se ha hecho a un hombre que está obligado por razón de su oficio a prestar ayuda o a dar consejo. Profesional cuando se ha confiado, ya de palabra, ya en sus acciones, a un hombre a quien su profesión obliga a asistir a los demás con sus consejos o cuidados, por ejemplo: abogado, contador, médico, sacerdote, consejeros de oficio.

Historia de la enfermeria



En siglos pasados los cuidados de enfermería eran ofrecidos por voluntarios con escasa o ninguna formación, por lo general, mujeres de distintas órdenes religiosas. Durante las Cruzadas, por ejemplo, algunas órdenes militares de caballeros también ofrecían enfermerías, y la más famosa era la de los Caballeros Hospitalarios (también conocida por los Caballeros de san Juan de Jerusalén). En países budistas los miembros de la orden religiosa Shanga han sido tradicionalmente los encargados de los cuidados sanitarios. En Europa, y sobre todo tras la Reforma, la enfermería fue considerada con frecuencia como una ocupación de bajo estatus adecuada sólo para quienes no pudieran encontrar un trabajo mejor, debido a su relación con la enfermedad y la muerte, y la escasa calidad de los cuidados médicos de la época.
La enfermería moderna comenzó a mediados del siglo XIX. Uno de los primeros programas oficiales de formación para las enfermeras comenzó en 1836 en Kaiserswerth, Alemania, a cargo del pastor Theodor Fliedner para la Orden de Diaconisas Protestantes. Por aquel tiempo otras órdenes religiosas fueron ofreciendo también formación de enfermería de manera reglada en Europa, pero la escuela de Fliedner es digna de mención por haberse formado en ella la reformadora de la enfermería británica Florence Nightingale. Su experiencia en Kaiserswerth le brindó el ímpetu para organizar la enfermería en los campos de batalla de la guerra de Crimea y, más tarde, establecer el programa de formación de enfermería en el hospital Saint Thomas de Londres. La llegada de las escuelas de enfermería de Nightingale y los heroicos esfuerzos y reputación de Florence Nightingale transformaron la concepción de la enfermería en Europa y establecieron las bases de su carácter moderno como profesión formalmente reconocida.

Poema a Florence Nightingale



"Los heridos en la batalla, en lúgubres hospitales de dolor; los tristes corredores, los fríos suelos de piedra.
¡Mirad! En aquella casa de aflicción Veo una dama con una lámpara. Pasa a través de las vacilantes tinieblas y se desliza de sala en sala.
Y lentamente, como en un sueño de felicidad, el mudo paciente se vuelve a besar su sombra, cuando se proyecta en las obscuras paredes."

Este poema de Longfellow condensa la historia casi legendaria de Florencia Nightingale y su obra maravillosa como enfermera durante la guerra de Crimea. Esa historia forma parte de los anales que registran los servicios prestados a la humanidad: un ángel de misericordia cuya sola presencia llevaba la felicidad a muchos miles de hombres desdichados; la luz que en las angustiosas horas nocturnas proyectaba esta incansable mujer, cuyo trabajo, que se había impuesto voluntariamente, no conocía el reposo; los soldados que besaban su sombra, cuando ella pasaba. "La Dama con la Lámpara". Una historia maravillosa: tan hermosa, que casi parece demasiado sentimental. Demasiado sentimental, si no advertimos todo el esfuerzo que está detrás de ella Alguien dijo de Florencia Nightingale: "Benditos sean los dominantes, porque ellos tendrán dominio". Y ella misma, con un raro humor de autocensura, confesó: "¡Oh, Señor! Aun ahora estoy intentando quitarte de las manos el gobierno de Tu mundo. En 1854, incitada a la acción por el monstruoso desbarajuste de los hospitales de Crimea, formuló la sorprendente propuesta de que ella, mujer soltera y de treinta y cuatro años, podría proporcionar un cuerpo de mujeres bien preparadas para atender a los soldados como enfermeras.
La propuesta fue recibida con un clamoreo de horror. El ejército temía que habría que "proteger" a aquellas "mujeres indefensas", los médicos temían que se extralimitasen en sus funciones; y la Inglaterra respetable levantó el grito, alarmada por la moral de aquellas mujeres. Pero Florencia Nightingale no se dejó intimidar, y siguió su camino.
Ni fue un ángel auxiliar para los inútiles directores del servicio hospitalario. Sus cartas son modelos de cólera cristiana. Lord Herbert, su defensor en la metrópoli, le rogaba con frecuencia que bajase el tono cuando hablaba contra las autoridades.
Entre tanto, ella trabajaba noche y día como enfermera y como administradora. En ocasiones, se sostuvo con una taza de te o un sorbo de whisky desde las cinco de la mañana hasta las once de la noche. No es de extrañar que cayese enferma y tuviera que pasar varios meses entre la vida y la muerte en uno de los hospitales que había rescatado de la incompetencia más extrema.
Si leemos sus cuadernos de notas, encontrarernos el secreto de aquel celo con que consagró su vida a los demás, porque su extraordinaria inteligencia se alimentó en el constante estudio del misticismo cristiano, y su vida fue, manifiestamente, la expresión de sus creencias religiosas. He aquí una nota, que representa típicamente a otras muchas:
"El camino para vivir con Dios es vivir con las ideas, no meramente pensar sobre los ideales, sino actuar y sufrir por ellos. Los que tienen que trabajar como hombres y mujeres deben sobre todas las cosas tener un ideal espiritual, que es su finalidad, siempre presente. El estado místico es la esencia del sentido común." No deja de ser significativo que este exquisito pasaje proceda de una nota titulada Desahogos.